Avda/ Santa Marta cv c/ Rubí
2006 P - 2009 O
El Museo de las Ciencias del Vino traslada al ámbito edilicio la dualidad proceso de elaboración del vino. Las naves de la antigua alcoholera alojan tanto la zona expositiva como el área de fondos, almacenes y administración. Sus alturas y vacíos se reutilizan de forma que el propio continente forma parte del contenido expuesto. La ampliación alberga recorridos y usos adicionales, y se adosa al inmueble preexistente envolviéndolo en una piel vibrátil de luz y de sombra, con un cierto grado de inmaterialidad que contrasta con la presencia masiva de las fábricas originales. El nuevo edificio arropa e invade así el antiguo patio de maniobras de la alcoholera, ahora transformado en un jardín oculto. Disponible para exposiciones al aire libre, auditorio, terraza o paseo, el huerto de viñas se convierte en un espacio donde reconocer variedades, podas o portes: el soporte vivo del programa didáctico. Frente a una construcción basada en la definición de una crujía que luego va a ser compartimentada, la ampliación adopta una geometría en crecimiento, sin simetrías ni orden previo, atenta a situarse según el sol o la humedad, o la distancia a los demás apéndices, tal como lo haría la rama de un árbol. Mediante esa expansión orgánica, el edificio coloniza el patio entrelazando llenos y vacíos. Transforma el modo de producir la arquitectura ya que inserta espacios intersticiales, un conjunto de lugares trabados con el jardín.