Junto a la carretera nacional que atraviesa la población
se levanta este pequeño conjunto residencial en esquina
organizado en torno a un espacio libre. Las viviendas
adosadas se escalonan para adaptarse a la moderada
pendiente que presenta la calle de carácter doméstico a
la que abren sus frentes. Un leve deslizamiento entre ellas
da como resultado una imagen quebrada, en la que la
independencia funcional de cada unidad tiene un reflejo
en la volumetría del conjunto, a cuya fragmentación
colabora una cubierta que combina tramos horizontales
e inclinados. En contraposición, la fachada noroccidental
resulta más sobria, y se cierra para reducir su exposición
al ruido y el tráfico.
De la situación de la escalera, transversal a la planta,
se deriva el principio organizador de estas viviendas en
las que los diferentes tipos de circulación se han separado:
los peatones acceden por la fachada principal, mientras
que los vehículos lo hacen por un vial que atraviesa un
espacio comunitario de uso privativo en contacto con los
patios traseros de cada casa.