El puente ocupa un lugar entre otros dos antiguos puentes: el del ferrocarril, ahora convertido en "ruta verde” y el de la antigua carretera. Fue necesario situarlo en una zona de pendiente apreciable, del orden del 4%. Esta inclinación se reforzó con un gesto rotundo, como un salto de trampolín hacia lo alto y de orilla a orilla. En su planteamiento global, es un reto ante el concepto clásico de puente simétrico, e incorpora y pone de manifiesto otros aspectos de dinamismo y ruptura. Tanto el color como la sección del puente contribuyen a aproximarse a la silueta del arco rebajado. Una cinta de vidrio dorado, que se estrecha en el apoyo central y se ensancha en los estribos, dibuja una línea de 240m. Se separa de la pila central mediante otra línea de vidrio negro que refuerza la impresión de ligereza, como si se tratase de un tablero de luz única. En los extremos del puente una serie de muros, entrelazados mediante rampas y escaleras, permiten disfrutar de las vistas del puente y del río, en una zona de abundante vegetación muy visitada por pescadores y excursionistas.