Tras realizarse una selección de espacios naturales a la largo del Valle del Jerte, se elaboraron una serie de proyectos que, bajo similares criterios compositivos, fueran capaces de enfatizar las peculiaridades del privilegiado entorno natural, garantizando la accesibilidad a las diferentes unidades paisajísticas reconocidas, y dotando de valor añadido a las atracciones turísticas ya existentes. El proyecto libera un potencial tradicionalmente negado, e interpreta la identidad de lugares ya consolidados. Mediante la homogeneización del diseño, las diversas instalaciones se integran en el contexto local mediante la acción: mirar, caminar, descansar, interpretar, informar o bañarse. Entre otros, se realizaron bancales de piedra similares a los empleados para facilitar el cultivo típico del valle, la mejora de los estacionamientos, la recuperación de fuentes existentes o la ejecución de pasarelas frente a saltos de agua. La pasarela-mirador es una estructura ligera, integrada en la Garganta Marta, que recurre a formas orgánicas con un mínimo impacto, al tiempo que favorecen la apreciación visual del entorno. Un único material compone el tablero y enrejado de la pasarela. Crea formas similares a los juncos y demás especies vegetales asociadas al agua, y diluye la imagen de la estructura que lo sustenta. El trazado minimiza los apoyos y los reparte en lugares estratégicos, donde es viable técnica o medioambientalmente. Salva las grandes rocas que conforman los saltos de agua, así como el arbolado que obstaculiza la percepción de la rivera.