Instituto Caurium

Junto a una fábrica de ladrillos demolida al este de Coria, y sobre el terreno arcilloso que la proveía de materia prima, se sitúa este centro que imparte enseñanza secundaria obligatoria y un ciclo formativo en energías renovables. El edificio se genera desde la superposición de dos órdenes diferentes: un diálogo de geometrías, tectónicas y escalas, que ofrecen una respuesta arquitectónica única. La primera operación resulta de la ocupación del terreno mediante una sucesión de aularios paralelepipédicos, de disposición y proporción libres según su función, en los que además de los usos comunes y generales del centro, se ubican los vinculados a los ciclos formativos, que requieren talleres de gran tamaño y luz estructural. En este nivel inferior, los muros portantes se materializan con hormigón vertido en obra, y se completan con piezas cerámicas de un tono similar. La segunda operación dispone un aulario blanco que, siguiendo un criterio de máxima contención modular, se desvincula de la geometría de aquel sobre el que se asienta, y busca adaptarse tanto a las orientaciones de mayor conveniencia para cada actividad como al contorno del solar. En los niveles superiores el cerramiento se realiza igualmente en hormigón, prefabricado y autoportante, que se combina con tonalidades rojizas y fábrica esmaltada en blanco. Estos elementos superficiales, conforman el volumen final como una matriz. Modulación y orden evidencian las agrupaciones de aulas interiores. De este modo, el instituto discrimina funciones, contrapone texturas y leyes materiales, para expresar exteriormente sus relaciones internas.