El proyecto profundiza en los conceptos hospitalarios con que las administraciones quieren abordar las nuevas infraestructuras sanitarias. La decisión política de construir los nuevos hospitales en una sola planta, si bien resulta menos eficiente frente a la gestión de recursos materiales (mayor repercusión de cubiertas, cimentaciones, instalaciones…), conlleva una mayor calidad funcional, espacial y afectiva que se trasmite a trabajadores, pacientes y familiares. Por otro lado, pretende dar respuesta a los condicionantes del emplazamiento asimilando los recursos que la arquitectura popular ha ido decantando con los años para responder a los rigores del clima. Para ello el hospital se ordena en una retícula ortogonal con dos accesos opuestos, completado con una conexión lateral para urgencias. La malla circulatoria da servicio a espacios repetitivos, capaces de alojar libremente los usos definidos en el plan funcional. Intercalados en estas naves se disponen unos patios de iluminación y ventilación natural.