El volumen de esta edificación está proyectado
desde el punto de vista urbano, teniendo en cuenta
el destacado cuerpo central sobre los laterales, de
modo que pueda acusarse esta situación con mayor
ventaja plástica y urbanística.
Por una parte, se resuelve la terminación del edificio
como continuación de la masa construida colindante,
sin despreciar las ventajas funcionales de las cubiertas
inclinadas. En segundo lugar, para evitar que el cuerpo
central se enrase con toda su altura en la alineación
con la avenida Juan Carlos I, permitiendo además una
mayor visibilidad y soleamiento en todas sus caras.
Esta inclinación de cubierta parte desde la planta
cuarta, produciendo menor altura de cornisa en la
calle principal y generando espacios de interés en
las distintas piezas habitacionales de las viviendas
afectadas.
El remate del edificio, unos planos inclinados
de fuertes pendientes con distintas alturas de
coronación, permite ventilar los vacíos bajo las
cubiertas, que funcionan como cámaras de
protección térmica para las viviendas superiores y
como protección contra la humedad.