Uno de los proyectos paradigmáticos del paisaje, la torre de aguas, se soluciona aquí mediante una ingeniosa reutilización de la imagen y tecnología propia de las torres de alta tensión. La finalidad de la torre es almacenar 51000 litros de agua a 22 metros de altura para proporcionar la presión hidráulica adecuada para abastecer al pueblo. Por una parte, se emplean dos contenedores isotermos industriales. Por otra, se emplea el esquema estructural de los tendidos eléctricos, dispuesto en forma de cuatro pórticos paralelos unidos por cruces de San Andrés. La considerable apertura de los puntos de apoyo dota a la torre de particular estabilidad ante esfuerzos horizontales transversales, confiándose la rigidez longitudinal a las uniones diagonales antes mencionadas. Además de la deseable estabilidad, el resultado es un objeto que en su similitud estructural, es globalmente asimilado en el imaginario rural. La forma prismática del habitáculo destinado a los depósitos, de 3 metros de diámetro y 8 metros de longitud, permite la ubicación de la sala de valvulería y maquinaria en la planta inferior, situada en la cota 19 metros de altura y cerrada con traviesas de madera.