El Centro de Salud San Roque se sitúa sin alterar la
forma del edificio preexistente, una antigua
construcción cuya obsoleta estructura metálica se
hizo necesario demoler. El nuevo edificio se articula
en torno a un núcleo central de instalaciones y
servicios, de manera que se consigue la adecuada
relación entre sus alas oriental y occidental en
plantas diáfanas que permitirán en el futuro realizar
modificaciones con gran libertad.
En la construcción han predominado las soluciones
constructivas de junta seca. Así, las fachadas
se resuelven con paneles de cemento reforzado con
fibra de vidrio en el cuerpo bajo y paneles compuestos
de aluminio en el cuerpo superior, que transmiten
una imagen aséptica. La ventana corrida que rodea
el volumen resuelve la transición entre los materiales,
y al estar protegida con lamas del mismo metal
unifica la aséptica imagen del edificio, lo que hace
más efectiva su presencia en la plaza al adquirir el
carácter de los edificios públicos.